Hombre que mira a la luna (Mario Benedetti) Luna duerme (Edgar Oceransky y Miguel A. Méndez)
Es decir la miraba porque ella
se ocultó tras el biombo de nubes
y todo porque muchos amantes de este mundo
le dieron sutilmente el olivo
con su brillo reticente la luna
durante siglos consiguió transformar
el vientre amor en garufa cursilínea
la injusticia terrestre en dolor lapizlázuli
cuando los amantes ricos la miraban
desde sus tedios y sus pabellones
satelizaba de lo lindo y oía
que la luna era un fenómeno cultural
pero si los amantes pobres la contemplaban
desde su ansiedad o desde sus hambrunas
entonces la menguante entornaba los ojos
porque tanta miseria no era para ella
hasta que una noche casualmente de luna
con murciélagos suaves con fantasmas y todo
esos amantes pobres se miraron a dúo
dijeron no va más al carajo selene
se fueron a su cama de sábanas gastadas
con acre olor a sexo deslunado
su camanido de crujiente vaivén
y libres para siempre de la luna lunática
fornicaron al fin como dios manda
o mejor dicho como dios sugiere.
Mario Benedetti
se ocultó tras el biombo de nubes
y todo porque muchos amantes de este mundo
le dieron sutilmente el olivo
con su brillo reticente la luna
durante siglos consiguió transformar
el vientre amor en garufa cursilínea
la injusticia terrestre en dolor lapizlázuli
cuando los amantes ricos la miraban
desde sus tedios y sus pabellones
satelizaba de lo lindo y oía
que la luna era un fenómeno cultural
pero si los amantes pobres la contemplaban
desde su ansiedad o desde sus hambrunas
entonces la menguante entornaba los ojos
porque tanta miseria no era para ella
hasta que una noche casualmente de luna
con murciélagos suaves con fantasmas y todo
esos amantes pobres se miraron a dúo
dijeron no va más al carajo selene
se fueron a su cama de sábanas gastadas
con acre olor a sexo deslunado
su camanido de crujiente vaivén
y libres para siempre de la luna lunática
fornicaron al fin como dios manda
o mejor dicho como dios sugiere.
Mario Benedetti
Bebo, de tus senos que sin prisa y sin temores
Van calmando esta sed, de caminarte,
Vivo de tu risa y de la fuerza que tus ojos
Van sembrando en mis caminos y en mi voz.
Cuando tu mirada cae rendida
Y tu cabello ya reposa aquí
En mi pecho que es tu casa corazón,
Nace una canción llena de calma
Y nos sorprende la mañana
Convidando al sol calor.
Y luego duermes luna
Y en tu menguante quedo yo,
Dime en que momento me has cambiado polvo y viento
Por el agua que me da, tu corazón.
Van ya varias noches que la luna
No ha salido dicen que un conjuro la volvió mujer,
Que junto a un conejo vuelto hombre huyeron lejos
No importando si en el viaje, no llevaran mas que fe.
Mientras nadie entiende que ha pasado luna ríe
Canta y calla, se desnuda y luego me ama,
A mi no me importa si no existe luna afuera,
Pues la luna duerme justo aquí en mi cama.
Y luego duermes luna
Y en tu menguante quedo yo,
Dime en que momento me has cambiado polvo y viento
Por el agua que me da, tu corazón.
Y luego duermes luna
Y en tu menguante quedo yo,
Dime en que momento me has cambiado polvo y viento
Por el agua que me da, tu corazón.
Edgar Oceransky y Miguel A. Méndez
Van calmando esta sed, de caminarte,
Vivo de tu risa y de la fuerza que tus ojos
Van sembrando en mis caminos y en mi voz.
Cuando tu mirada cae rendida
Y tu cabello ya reposa aquí
En mi pecho que es tu casa corazón,
Nace una canción llena de calma
Y nos sorprende la mañana
Convidando al sol calor.
Y luego duermes luna
Y en tu menguante quedo yo,
Dime en que momento me has cambiado polvo y viento
Por el agua que me da, tu corazón.
Van ya varias noches que la luna
No ha salido dicen que un conjuro la volvió mujer,
Que junto a un conejo vuelto hombre huyeron lejos
No importando si en el viaje, no llevaran mas que fe.
Mientras nadie entiende que ha pasado luna ríe
Canta y calla, se desnuda y luego me ama,
A mi no me importa si no existe luna afuera,
Pues la luna duerme justo aquí en mi cama.
Y luego duermes luna
Y en tu menguante quedo yo,
Dime en que momento me has cambiado polvo y viento
Por el agua que me da, tu corazón.
Y luego duermes luna
Y en tu menguante quedo yo,
Dime en que momento me has cambiado polvo y viento
Por el agua que me da, tu corazón.
Edgar Oceransky y Miguel A. Méndez
Me encanta
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