Neurosis
Vincent van Gogh |
La neurosis podría definirse como la estrategia que desarrolla la persona para eludir lo inaceptable (decepción, frustración, ira…), aunque con frecuencia lo que más trata de evitar el mecanismo neurótico es el sentimiento de angustia existencial o ansiedad. En pocas palabras, la personalidad neurótica es aquella que mantiene elevados mecanismos de defensa para no enfrentarse a emociones, pensamientos, o instancias de la realidad (tanto interna como externa) que le resultan amenazantes.
La Característica principal del neurótico es que rechaza de la conciencia aspectos de su realidad interna, tomando distancia de sus sentimientos, pensamientos o deseos, mediante pautas rígidas de acción o estrategias psicológicas que tiene automatizadas y por lo tanto utiliza sin darse cuenta, pese a que en algún grado es consciente de que hay algo en su interior que no acaba de salir a la luz y que le dificulta desarrollar una vida más plena.
En la neurosis, al contrario que en la psicosis, no hay una pérdida de realidad, en el sentido de que no sufre alucinaciones, o dicho de otro modo, la concepción de lo que es real se adecua a lo que la sociedad define como real y por tanto de pensamiento “normal”
Sigmund Freud fue el psicoanalista que más desarrolló la teoría de la neurosis, que basó en las observaciones de abundantes casos clínicos tratados. En la actualidad la neurosis, neurosis de repetición, o psiconeurosis sigue entendiéndose como una tentativa eternamente repetida de solucionar en el presente un asunto inacabado en el pasado. En realidad la ilusión del neurótico es que ese asunto se resolverá solo, sin intervención ni trabajo terapéutico previo. En la neurosis de repetición la persona reproduce situaciones relacionales conflictivas que verifican y confirman su propia idea construida del mundo, o lo que también se denominó, la profecía auto-cumplida (siempre me abandonan, nadie me comprende, la gente abusa de mi…) lo que provoca que la construcción de la realidad relacional quede sin modificar.
Durante la psicoterapia de la neurosis el terapeuta recoge información para construir una hipótesis sobre las primeras causas que llevaron a la persona a elaborar esta estrategia de desconexión emocional, que le llevó a repetir la misma historia de tropiezos sin fin, y que congeló en el tiempo la posibilidad de edificar una identidad personal más solida y conquistar nuevos territorios de aprendizaje que lo llevasen hacia la madurez. Para ello es importante conocer tanto la historia pasada de la persona como su manera actual de funcionar en el mundo; los autoengaños, las emociones que le cuesta aceptar y expresar, las fantasías y utopías , las necesidades profundas y negadas, los mandatos de la norma cultural interiorizados que se contraponen a sus verdaderas necesidades, sus dificultades en la libertad de expresión, la falta de aceptación personal, los sucesos internos o externos que lo hacen desconectarse del presente, las partes infantiles y narcisistas que se quedaron sin evolucionar, su concepción de los límites, etcétera. En definitiva, lo que la psicoterapia de la neurosis persigue es la comprensión de los síntomas que se despliegan en la neurosis, su función, y la provocación de un cambio estructural en la manera que la persona se experimenta a sí misma y al mundo.
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Genios Neuróticos
Algo curioso es que estas y otras personas que mencionaré tienen 2 cosas en común. Lo primero es que todos padecen o padecieron hasta el momento de su muerte un tipo de trastorno afectivo bipolar, y lo segundo es que todos son o han sido muy creativos y/o talentosos. Algunas personas le llaman al TAB la enfermedad de los genios porque a través de la historia son los “genios” o grandes mentes de la historia quienes lo han padecido. Investigaciones indican que la manía puede contribuir a la creatividad pero la hipomanía parece contribuir aun más a la producción de grandes obras, pinturas, poemas y canciones. Tal es el caso de los escritos de Honore de Balzac o las novelas de Ernest Hemigway, Charles Dickens o Virginia Wolf. Edgar Allan Poe se enfocaba más en ocultar los demonios internos que su alcoholismo hacía reales, plasmándolo en papel, mientras que Emily Dickinson sacaba su lado mas sensible. ¿Y quien no recuerda a Vincent Van Gogh? Genio del post impresionismo y quien canalizo su hostilidad y agresión a través de la pintura. Se podía decir que el secreto detrás de sus más de 900 cuadros y 1600 dibujos radicaba en la depresión en la que se encontraba, menos una oreja claro esta. Y Pollock quien acabo su vida tristemente y nos dejó una serie de marañas llenas de belleza y contradicción sobre lienzos gigantes.
Todos tenemos altos y bajos, pero cuando se salen de proporción es cuando surgen las emociones intensas, esos cortes de vena, esos suicidios con piedras en los bolsillos a lo Virginia Wolf o los arranques de violencia y narcisismo los cuales Mel Gibson justifica a su TAB. Sin embargo, donde hay dolor hay alivio, y donde hay violencia también hay belleza. La genialidad radica en saber canalizarlo sin hacerle daño a nadie o matarte en el proceso.
Este es un extracto de la autobiografía de uno de mis bipolares favoritos, Nietzsche quien terminó sus días en un psiquiátrico habiendo escrito las palabras que mejor describían su condición probablemente sin saberlo. Ecce Homo
La predisposición biológica que crea personalidades con un don especial para el arte, también pudiera estar conectada con una tendencia a ser más proclives al desarrollo de desórdenes fisiopatológicos como la depresión, las fobias, las obsesiones, algunas psicosis y desde luego, las adicciones.
En su libro 'Memoria de la locura', William Styron cita a una triste nómina de artistas caídos en depresión: Hart Crane, Vincent Van Gogh, Virginia Woolf, Cesare Pavese, Roman Gary, Sylvia Plath, Jack London y Ernest Hemingway. Como coincidencia, muchos de estos artistas también padecían alcoholismo, como Van Gogh, Virginia Woolf, Jack London, Hemingay, y el propio William Styron. Donald Goodwin, el más distinguido investigador sobre los aspectos genéticos del alcoholismo, refiere que el alcohol puede conducir a un círculo vicioso. Se utiliza con el fin de aliviar la ansiedad y la depresión, pero después de ejercer su acción euforizante puede inducir a depresión, ansiedad, irritabilidad, dolores de pecho, palpitaciones y disnea (dificultad para respirar).
Beethoven se sometía a rutinas que se consideraron manías de genio. Cuando estrenó su 9ª Sinfonía recibió críticas de la ortodoxia que achacaron esta composición con cierta benevolencia a una locura senil y, por supuesto, a la sordera que padecía.
De Goya también se habló de locura por sordera.
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